Dr. José Luis de Jesús Miranda
Nuestro único propósito es el de llamar a la obediencia a la fe, por medio de “LA GRACIA Y EL APOSTOLADO”, por amor al nombre de Jesucristo.
Rom. 1:5 "Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma".
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Desde el comienzo de la humanidad Dios se ha encubierto
(Prov. 25:2) en diversos velos para manifestarse al hombre y cumplir su propósito:
En el Velo de Melquisedec: Se manifestó para recibir los diezmos de Abraham. (Heb. 7:3-4)
En el Velo de Moisés: Se manifestó como mediador del viejo pacto por 40 años...
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Al pueblo de Jesucristo Hombre, especialmente a los niños, se nos llama "Super Raza" por causa del conocimiento de nuestra verdadera identidad espiritual.
Los niños educados con la enseñanza de Jesucristo Hombre desarrollan su capacidad mental y social en una manera superior ya que no tienen temor ni complejos. Crecen sin la contaminación religiosa y pueden verse perfectos delante de Dios. Saben que no existe ni el pecado ni el Diablo, saben que son bendecidos y confiesan la cobertura angelical a su favor.
El pueblo de Jesucristo Hombre se compone de familias que se enfrentan día a día a todos los retos y situaciones de la vida como cualquier otra familia.
La diferencia está en la ciencia que nos ha enseñado Jesucristo Hombre, que nos ha dado las herramientas para enfrentar todas las situaciones familiares como es la economía, la salud, el área profesional, el área educativa y emocional, por las que atraviesan todas las familias de la tierra sin importar esfera social o educativa.
Jesucristo Hombre y su palabra de verdad nos ha llevado a ser mejores esposos, esposas, padres, madres, hijos e hijas; mejores estudiantes, mejores profesionales.
El pueblo de Jesucristo Hombre se extiende por todas las naciones y, a pesar de tener diferentes idiomas, trasfondo social, distintas labores y profesiones, todos guardamos la unidad del espíritu. Todos hablamos, pensamos y sentimos una misma cosa, conforme a la mente de Cristo que ha sido activada en nosotros por la predicación de Jesucristo Hombre.
